Pay peanuts, get monkeys
Tengo que reconocer que alguna que otra vez he traducido algo sin cobrar. Por diferentes razones: porque me gustaba el proyecto, porque me aburría o porque me lo pidió un familiar o amigo. En todos los casos —excepto en el último—. Podría decirse que ha sido una labor más de «voluntario» que de traductor profesional, entre otras cosas porque no soy traductor profesional, obviamente. Además, siempre colaboré en proyectos abiertos llevados a cabo por la comunidad, que no pretendían obtener un beneficio económico, por ejemplo, en la Wikipedia o en algunos programas con licencias libres que uso y no estaban en español.
Todo esto venía porque hace un tiempo descubrí EverNote, una aplicación para tomar notas que instalé con la vaga esperanza de intentar organizar este caos que tengo ahora mismo. La aplicación es gratuita (que no libre) pero tiene una versión de pago. El caso es que la aplicación solamente podía usarse en inglés y en ruso y los creadores querían internacionalizarse y pidieron el trabajo voluntario «de la comunidad», esa palabra tan de moda para ocultar que vas a trabajar «de gratis» como se dice en mi pueblo. Que una empresa con ánimo de lucro busque traductores a cambio de nada me parece cuando menos curioso, pero que la gente les haga caso me parece preocupante.
Por supuesto los comentarios de los traductores enfurecidos (necesitamos un @TRADUCTORES_ENFURECIDOS en Twitter, por cierto), no tardaron en llegar. Y con razón. Hablaban de traducción de poca calidad, inconsistencia en la traducción, etcétera. También había alguien opinaba que qué menos que ofrecer una suscripción «premium» gratuita a los traductores. Pues nada, se llevan una palmadita y a casa.
Nota: el título lo he robado de uno de los comentarios. Me ha encantado.